BOGOTÁ (COLOMBIA). Jueves 19 de Septiembre de 2024. Los tatucos, armas no convencionales utilizadas por grupos armados en Colombia, se elaboran de manera artesanal con cilindros de gas cargados con explosivos. Estos artefactos se lanzaron en un reciente ataque perpetrado por el ELN en Arauca, que dejó un saldo de dos militares fallecidos y 25 heridos. El ataque se realizó con 17 de estos dispositivos, cuya trayectoria es imprecisa, lo que los convierte en un peligro para la población civil. Por esta razón, su uso se considera una violación al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
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ELN en Arauca
Este tipo de armas ya ha causado daños graves en el pasado, como en la masacre de Bojayá en 2002, donde murieron 74 civiles cuando los tatucos lanzados por las FARC cayeron en una iglesia. En el ataque más reciente, las consecuencias pudieron haber sido peores, ya que ocurrió a menos de un kilómetro de una escuela en Puerto Jordán, donde se encontraban estudiantes.
Las Fuerzas Militares de Colombia condenaron el uso de estos artefactos, destacando su capacidad de causar daño desproporcionado a civiles. En este caso, el ELN utilizó un camión para lanzar los tatucos hacia una base militar. Los explosivos, que incluyen componentes como TNT, metralla y granadas, explotan al impactar con el suelo o una estructura. Además, algunos tatucos incluyen sustancias contaminantes, lo que agrava las heridas causadas.
El Ejército ha recopilado información sobre la fabricación de estos artefactos en allanamientos de campamentos insurgentes, lo que revela que la guerrilla ha perfeccionado la tecnología de los tatucos a lo largo de los años, aumentando su capacidad destructiva.