Cultivadores de coca en Nariño: Exigen un verdadero compromiso del Estado

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Una imagen de cultivadores de coca en Nariño
Una imagen de cultivadores de coca en Nariño

BOGOTÁ (COLOMBIA). Miércoles 25 de Septiembre de 2024. Tras el anuncio del cierre del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos Ilícitos por parte del Gobierno, los cultivadores de hoja de coca en Nariño han expresado de manera contundente su desconfianza hacia el Estado colombiano y su capacidad para cumplir con los acuerdos de paz.

Los campesinos y comunidades indígenas de la región aseguran que no creen en un nuevo cambio de política ni en promesas de desarrollo económico. 

“Ya no confiamos en que el Estado implemente lo que firmó en el acuerdo de paz”, comenta uno de los líderes comunitarios. 

Los habitantes de zonas rurales como Tumaco, que dependen en gran medida de la hoja de coca para su sustento, enfrentan un panorama incierto tras el cierre del programa de sustitución.

Cultivadores de coca en Nariño: La realidad de la juventud en las zonas rurales

Una de las mayores preocupaciones expresadas por los campesinos es la falta de oportunidades para los jóvenes. 

“Si el Gobierno realmente invirtiera en programas productivos para nuestra juventud, el futuro sería diferente. 

Los jóvenes no ven alternativas, muchos no estudian porque no hay oportunidades”, señaló un habitante de la zona. 

La sensación de abandono se ha intensificado con el paso de los años, en una región que ha sido duramente golpeada por la violencia y el narcotráfico.

Represión y abandono estatal

Los campesinos aseguran que, en lugar de ver un verdadero apoyo en el proceso de sustitución, han experimentado represión por parte de las autoridades. 

“Lo único que hemos visto es represión, no hay un plan serio para ayudarnos a cambiar”, expresan. 

En comunidades como el corregimiento de Inda Zabaleta, la mayoría de los habitantes dependen de los ingresos provenientes de los cultivos ilícitos, lo que hace que cualquier intento de erradicación sin alternativas viables sea visto con escepticismo.

Autogestión y esperanza de progreso

Pese a las dificultades, los campesinos, indígenas y afrodescendientes han encontrado formas de autogestión para sacar adelante sus comunidades. 

“Nosotros financiamos las obras que necesitamos con los recursos de la hoja de coca. No es que nos obliguen, sino que todos aportamos para construir el progreso que no llega del Estado”, explican.

A pesar de esta realidad, los habitantes de Nariño apoyan los diálogos de paz y las propuestas de un gran acuerdo nacional. 

Sin embargo, insisten en que las comunidades más afectadas deben ser el punto de partida. 

“Si el Gobierno realmente quiere un acuerdo de paz que funcione, tiene que empezar por escuchar y apoyar a las zonas más olvidadas, como las nuestras”, concluyen.

 

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