BOGOTÁ (COLOMBIA). Viernes 20 de diciembre de 2024. Dominique Pelicot, un hombre aparentemente común, llevó una doble vida que terminó con una condena por crímenes espantosos. Tras ser arrestado y juzgado por drogar a su esposa Gisèle y permitir que decenas de hombres la violaran mientras ella estaba inconsciente, su caso dejó al mundo horrorizado. Lo que parecía ser un jubilado tranquilo escondía una personalidad perturbadora, llena de secretos oscuros que incluso el psiquiatra que lo evaluó, el Dr. Laurent Layet, encontró difícil de comprender.
La doble vida de Dominique Pelicot, el hombre condenado a 20 años de prisión por drogar a su esposa Gisèle para que decenas de hombres la violaran
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El Comportamiento Arrogante de Pelicot Durante el Juicio
En sus entrevistas, Pelicot mostraba una actitud arrogante y calculadora, como si estuviera completamente ajeno a la gravedad de sus crímenes. A lo largo del juicio, que duró varios meses, su comportamiento oscilaba entre la altanería y momentos de aparente vulnerabilidad. Sin embargo, este era solo un reflejo de su trastorno de personalidad antisocial, un diagnóstico que los expertos concluyeron que encajaba perfectamente con su comportamiento.
Un Diagnóstico de Trastorno de Personalidad Antisocial
Pelicot no era un hombre “loco”, sino un manipulador astuto. Sus crímenes no surgieron de un impulso momentáneo, sino de una planificación meticulosa que demostraba su falta de empatía y su total indiferencia por el sufrimiento ajeno. Aunque su defensa intentó presentar su comportamiento como el resultado de una “doble personalidad”, la realidad es que Pelicot, al igual que muchos violadores en serie, controlaba cada aspecto de sus crímenes con frialdad y cálculo.
La Manipulación y Frialdad de un Criminal Calculador
El caso de Dominique Pelicot es un ejemplo perturbador de cómo las personas pueden esconder sus intenciones más oscuras detrás de una fachada aparentemente normal. Su doble vida no solo arruinó la vida de su esposa, sino que también dejó una serie de víctimas cuyo sufrimiento sigue sin resolverse. Este caso resalta la importancia de comprender los trastornos de personalidad y cómo pueden influir en el comportamiento de quienes cometen crímenes atroces.