El caso de Mauricio Leal, el reconocido estilista de las estrellas asesinado en 2021 junto a su madre, Marleni Hernández, a manos de su hermano Jhonier Leal, vuelve a sacudir a la opinión pública. A casi cuatro años de la tragedia, la familia enfrenta un nuevo capítulo doloroso: el cementerio Jardines de Paz podría exhumar los restos de ambos si no se renueva el contrato de arrendamiento del lote donde fueron enterrados.
El contrato, firmado en 2021 por un periodo de cuatro años, vence este noviembre. Sin embargo, los bienes de Mauricio Leal continúan embargados por la Sociedad de Activos Especiales (SAE) dentro del proceso judicial por presunto lavado de activos, lo que ha dejado a la familia sin recursos para asumir el pago de más de 20 millones de pesos que cuesta el lote.
“Es un drama que se suma a una tragedia que nunca terminó”, señaló Florencio Sánchez, periodista y director de Focus Noticias, quien ha seguido el caso desde el inicio. “La familia Leal Hernández se desintegró emocional y económicamente tras lo ocurrido. Era el eje de todos, el que los unía y también el que los ayudaba económicamente”, explicó en entrevista con Voz de Fondo Podcast.
Los bienes congelados
Desde 2021, todos los bienes del estilista permanecen bajo custodia de la SAE mientras avanza el proceso judicial. Entre los inmuebles embargados se encuentra la casa donde fueron asesinados, en el municipio de La Calera, así como varios salones de belleza y propiedades de alto valor.
“No tienen dinero en efectivo, los activos siguen congelados. Muchos de los familiares trabajaban con él, otros dependían de él. Tras su muerte, la situación económica de todos cambió radicalmente”, detalló Sánchez.
Ante la falta de recursos, el cementerio tiene la potestad de exhumar los cuerpos una vez venza el contrato de arriendo. Según explicó el periodista, esta práctica está amparada por las normas de la Secretaría de Salud de Bogotá, que permiten disponer de los restos pasados los cuatro años de sepultura.
“Generalmente lo que hacen es cremar los restos y disponer de ellos según la reglamentación. Pero lo que pierde la familia es ese lugar simbólico donde visitarlos, orar y dejar flores”, agregó Sánchez.
Mauricio Leal: La familia, dividida por el crimen y las circunstancias
El asesinato del estilista y su madre no solo destrozó a la familia, sino que la dividió profundamente. “La familia quedó rota. Fue su propio hermano quien cometió el crimen, y eso dejó heridas imposibles de cerrar”, señaló Focus Noticias.
Además de Jhonier, quien cumple una condena de más de 50 años en la cárcel de La Tramacúa en Valledupar, otro hermano de Mauricio, identificado como Carlos Leal, también se encuentra detenido por delitos sexuales.
Esta cadena de tragedias ha dejado a los parientes en una situación de abandono y dolor constante.
“Ellos eran el centro de todo. Él unía a los primos, ayudaba a los tíos, los apoyaba económicamente. Su muerte fue el derrumbe total de esa familia”, relató Sánchez durante la entrevista.
Mientras la familia enfrenta el riesgo de perder el lugar donde descansan los restos de de sus seres queridos, el proceso judicial contra su hermano continúa.
Actualmente, tres magistrados del Tribunal Superior de Bogotá analizan la apelación presentada por la defensa de Jhonier Leal, quien busca reducir su condena.
A medida que se acerca el vencimiento del contrato del lote en Jardines de Paz, la familia teme un nuevo golpe emocional. Sin dinero, sin unidad y con sus bienes aún bajo control judicial, el futuro del lugar de descanso es incierto.
“Es una tragedia que no termina —dijo Sánchez—. Ahora ni siquiera tendrán un sitio donde rezarles o dejarles flores. Todo esto simboliza cómo el dolor y la falta de justicia completa siguen presentes”.
Mientras tanto, los seguidores del estilista y figuras del entretenimiento que alguna vez pasaron por sus manos recuerdan con cariño al hombre que se ganó el título de “el estilista de las estrellas”, y cuyo nombre hoy sigue ligado a una historia marcada por el dolor, la división y la falta de paz incluso después de la muerte.
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